¿Sirve Jung para la resolución de conflictos biológicos?
El médico, Carl Gustav Jung es un psiquiatra y psicólogo suizo, considerado uno de los pensadores más influyentes del siglo XX. Fue el fundador de la psicología analítica, también conocida como psicología junguiana.
¿Vale la pena estudiar sus pensamientos?
Sí, puesto que nos entrega más herramientas para poder solucionar los conflictos biológicos con mayor facilidad.
Estudiando un poco a Jung
El pensamiento de Carl Gustav Jung transformó profundamente el mundo de la psicología moderna, más de lo que muchos podrían imaginar, especialmente quienes solo poseen conocimientos superficiales sobre el tema. Términos ampliamente conocidos hoy, como “introvertido”, “extravertido” y “arquetipo”, son conceptos desarrollados por Jung. Muchos los usan, pero a menudo sin comprender su verdadero sentido.
Sin embargo, su contribución más impactante fue su comprensión del inconsciente. Para Jung, este no era —como proponía Freud— un simple "subconsciente" lleno de deseos reprimidos, sino un mundo vivo, una parte tan vital y real de la vida de un individuo como la consciencia misma. Un mundo incluso más rico, poblado de símbolos y figuras arquetípicas que se manifiestan, por ejemplo, a través de los sueños.
"El lenguaje y la 'gente' del inconsciente son símbolos, y los medios de comunicación son los sueños." — Jung, C. G. (1995). El hombre y sus símbolos. Paidós.
¿Entonces, según Jung, somos más que un desván de deseos sexuales reprimidos?
Sí. Totalmente.
🔹 ¿Qué decía Freud?
Freud sostenía que el inconsciente era, en esencia, un depósito de deseos reprimidos, sobre todo sexuales o agresivos, que la consciencia había reprimido por ser inaceptables para la moral o la cultura.
🔹 ¿Y qué decía Jung?
Jung valoró el aporte de Freud, pero fue mucho más allá:
- El inconsciente, para Jung, no es un basurero de lo reprimido, sino un espacio vivo, dinámico y creativo.
- Está lleno de sabiduría, imágenes universales (arquetipos) y fuerzas profundas que buscan conducirnos a la individuación, es decir, a ser lo que realmente somos.
- Los símbolos y sueños no encubren simplemente pulsiones sexuales, sino que son mensajes del alma, que nos ayudan a crecer, conocernos, sanar y encontrar equilibrio interior.
“El inconsciente no es simplemente el receptáculo de lo reprimido, sino una fuente creativa de conocimiento, imágenes y guía interior.” — El hombre y sus símbolos, Jung, 1995
La personalidad dividida: ¿realidad o síntoma?
Jung escribió:
“Basándose en esa prueba, los psicólogos supusieron la existencia de una psique inconsciente, aunque muchos científicos y filósofos niegan su existencia. Razonan ingenuamente que tal suposición implica la existencia de dos 'sujetos', o (expresándolo en frase común) dos personalidades dentro del mismo individuo. Pero eso es precisamente lo que representa con toda exactitud. Y una de las maldiciones del hombre moderno es que mucha gente sufre a causa de esa personalidad dividida. En modo alguno es un síntoma patológico; es un hecho normal que puede ser observado en todo tiempo y en cualquier lugar.” — Jung, El hombre y sus símbolos, 1995
Aquí Jung señala que todos los seres humanos llevamos en nosotros una especie de división interna. La idea de que “mi mano derecha no sabe lo que hace la izquierda” no es exclusiva del neurótico: es una condición humana universal. Nuestra inconsciencia generalizada, dice él, es la verdadera herencia común de la humanidad.
Psique ≠ consciencia
Jung también afirma con claridad:
“Lo que llamamos la 'psique' no es, en modo alguno, idéntica a nuestra consciencia y su contenido.”
Esta distinción es fundamental. Comprender que la psique no es lo mismo que la consciencia nos permite desligarnos del ego, dejar de identificarnos con él y abrirnos a una experiencia más profunda y completa de quienes somos.
Cuando la consciencia se identifica demasiado con la forma que toma la psique, corremos el riesgo de perdernos.
Reflexión final
Jung diría que el primer paso es que la consciencia deje de identificarse con la psique. Si no lo hace, la psique puede absorberla, y en ese estado no hay verdadero equilibrio.
Este tipo de confusión puede verse reflejado, por ejemplo, en la ideología de género contemporánea. Su éxito radica en confundir a las personas, llevándolas a identificarse exclusivamente con formas psíquicas, sin integrar su totalidad. Esto, como advierte Jung, puede llevar a una trampa profunda, de la cual no es fácil salir.
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