Sobre los quistes

Un quiste es una bolsa cerrada que puede contener líquido, aire, material semisólido o material completamente sólido. Estos pueden formarse en diferentes partes del cuerpo, como la piel, los ovarios, los riñones o el hígado, entre otros lugares.

La medicina convencional clasifica los quistes como benignos o malignos. Las estadísticas muestran que los quistes benignos son los más comunes y no representan un riesgo grave para la salud, aunque a veces pueden causar molestias o complicaciones si crecen o se inflaman.

Para la medicina oficial o convencional, los quistes "malignos" podrían ser cancerosos y requerir tratamiento médico inmediato. Sin embargo, el término maligno se usaba ya en la Edad Media, donde la superstición atribuía causas malignas o producidas por el "demonio".

Pero en la ciencia no hay espacio para la superstición.

Ahora, gracias a la Nueva Medicina Germánica, sabemos que los procesos biológicos no tienen nada de "maligno", ya que, como nos muestra la 5ta Ley Biológica, los procesos biológicos (SBS) son siempre sensatos y no son generados por el "diablo".

Los quistes pueden formarse por diversas razones. En muchos casos, son el resultado final de un proceso de reparación no biológica, es decir, en el que los microbios no han podido actuar correctamente debido a su eliminación a través de antibióticos u otras causas que disminuyen la microbiota.

A la luz de las 5 Leyes Biológicas, es necesario considerar cada tejido según su procedencia, como por ejemplo, si es de origen endodérmico. Se debe consultar con un médico conocedor de las 5 Leyes Biológicas para que recomiende si puede ser extirpado, por ejemplo, si el quiste no está vascularizado, o en su defecto, dejarlo allí.

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